lunes, 22 de abril de 2024

Ruinas ocultas del primer Capitolio tachirense: La Casa de Gobierno del Estado Táchira | Hidden Ruins of the First Táchira State Capitol Building




"Quae tamen hanc habent in specie venustatem, ut non solum salutis, sed etiam voluptatis causa inventa esse videantur. Columnae templa et porticus sustinen; tamen habent non plus utilitatis quam dignitatis: Capitoli fastigium illud et ceterarum aedium non venustas, sed necessitas ipsa fabricata est; nam, cum esset habita ratio, quem ad modum ex utraque tecti parte aqua delaberetur, utilitatem templi fastigi dignitas consecuta est; ut, etiam si in caelo Capitolium statueretur, ubi imber esse non posset, nullam sine fastigio dignitatem habiturum fuisse videatur". 
Cicero, De Oratore, Liver III, 45-46.


"No obstante, estas cosas tienen precisamente esta belleza, de modo que parecen haber sido inventadas no sólo por el bien de la persona, sino también para su deleite. Las columnas sostienen templos y galerías; sin embargo, no tienen más utilidad que dignidad: allí, ese frontón del Capitolio [refiriéndose al techo triangular del Capitolio de Roma, el templo de Júpiter capitolino] y el resto del edificio no fueron construidos por la belleza, sino por la necesidad misma; pero, cuando se hubo hecho el arreglo, de tal manera que el agua se deslizara hacia abajo por ambos lados del techo, de la utilidad se pasó a la dignidad al colocar, como cumbrera, el frontón del templo; de modo que, incluso si el Capitolio estuviera erigido en el cielo, donde no podría llover, parece que no habría tenido dignidad si no se le hubiera colocado el frontón".
Cicerón, De Oratore, Libro III, 45-46





Para pensar...

La anterior imagen, que parece extraída de un pasado envuelto en historias basadas en fantasmas y fenómenos paranormales, es lo que consideramos, a su vez, sea la representación, diluida ya, en la memoria de lo que existió una vez en la ciudad y ya no existe: La primera Casa de Gobierno o Capitolio del Estado Táchira.

Por ello, esa imagen viene a resultar en un ejercicio interesante para la reflexión, como sociedad, al preguntarnos ¿cómo valoramos nuestro patrimonio construido entendido como preservación de la memoria? 

Pregunta que queda sólo como auto-cuestionamiento o debate; como una forma de visualizar lo invisible para que, cuando desaparezca todo ese patrimonio y herencia cultural arquitectónica, por la incuria y superficialidad de los lúgubres tiempos contemporáneos, quede un testimonio visual para las nuevas generaciones. 

Así, resulta oportuno manifestar gratitud. La gratitud de Proyecto Experiencia-Arte a quienes permitieron la realización de este trabajo, aportando datos e imágenes. Ellos se han convertido, una vez más, en guardianes de la memoria y del patrimono tachirense de todos los tiempos. 

A la Profesora Belkis Gisela Candiales Caballero, al Prof. Jack de la Parra y al Dr. Bernardo Zinguer, le reiteramos nuestra gratitud eterna.






La ‘Curia Castris’ o primera Casa de Gobierno

Este primer Capitolio, sede de los poderes públicos tachirenses de la época, el ejecutivo, legislativo y judicial, se encontraba en la actual esquina de la calle 4 con 5ª avenida de la ciudad de San Cristóbal.

El edificio, inaugurado el 31 de diciembre de 1907 y demolido en casi su totalidad en 1956, fue construido -bajo la dirección del Ing. Román Cárdenas- sobre el solar en cuadra (en la época colonial española cada cuadra o manzana de la ciudad se dividía en cuatro solares) y cimientos del antiguo convento y capilla conventual-cementerio de San Agustín, edificado por los frailes agustinos ermitaños en la Villa de San Cristóbal en 1593 y convertido en escuela pública en el s. XIX, luego de su desamortización.

La estructura, que no sólo daba utilidad sino dignidad y majestad a la ciudad, fue una verdadera “Curia Castris” o sede de los legisladores tachirenses, del senado tachirense, construida por el General Cipriano Castro como primer presidente tachirense de los Estados Unidos de Venezuela, quien, emulando a los antiguos tribunos romanos republicanos, la ordenó en 1904 como una construcción para reunir en un sólo lugar las diferentes oficinas de la administración pública estadal, en San Cristóbal capital del estado, la Roma de su tierra natal, de nuestra tierra natal.






En lo funcional, que al parecer siguió la antigua planta de tipo conventual de la edificación del s. XVI, fue seccionado en veinte espacios para uso de despachos, archivos, salón de sesiones, almacenes y depósitos. Quince alargados ventanales, con dovela-clave en relieve y cerrados por rejas de finos barrotes sólidos, daban al exterior y los corredores o galerías internas que daban a los patios abiertos -central o de luces y trasero- eran sostenidos por veintiueve columnas.

En lo ornamental, al observarlo desde la historia del arte, nos encontramos con un diseño, construcción y distribución de espacios simétricos a partir de una entrada en esquina o cruce de calles, ochavada. Edificado en un estilo neoclásico sobrio, propio de los gustos historicistas constructivos que venían de fines del siglos XIX,  tenía un predominio de la línea recta horizontal, marcada por el alargado y monumental cornisamento, sobre la vertical.






Se caracterizaba por una rigurosa simetría de los elementos arquitectónicos externos y constructivos como las crujías con techos o cubiertas a dos aguas con arranque oculto por la cornisa exterior e interior, e interno como galerías, patio central y lateral abierto con columnata, muros y paredes de ladrillo, mampostería ordinaria en opus incertum y opus listatum, tapia pisada, y enfoscado liso con marcos y pilastras exteriores adosadas en almohadillado toscano. Una limitada ornamentación y una cubierta de techos corridos con entejado criollo cerraban la obra. Un todo que le daban una visual de austera majestad, cónsona o propia con el carácter e idiosincrasia del pueblo tachirense.

La visual estética de la estructura provenía de la combinación de las formas arquitectónicas de sus columnas, pilastras, frontones y ventanas con marcos y pilastras adosadas en falsa sillería o almohadilladas, y de su pórtico de entrada, verdadero eje simétrico de la obra.





En estilo dórico-toscano, era un pórtico tetrástilo, esto es, sostenido por cuatro columnas exentas, con éntasis, en la primera línea de la fachada y cuatro detrás, adosadas al muro principal. En años posteriores el pórtico, que estaba rematado por un frontón triangular, se le agregó un remate pinacular o pináculo para soportar asta y bandera, la cual, en el proyecto original del palacio, se ubicaba en todo el frente de la entrada principal de la edificación, en un asta de más de 4 metros.

Conservaba en su tímpano el escudo nacional en altorrelieve y vigente para 1907 y en su entablamento las inscripciones, en letra capital latina, que identificaba su función y quien ordenó su construcción: "CASA DE GOBIERNO/CONSTRUIDA POR DISPOSICIÓN DEL GENERAL CIPRIANO CASTRO PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA".

Al traspasar la monumental puerta protegida por el pórtico tetrástilo, la cual sólo se abría en ocasiones solemnes por cuanto el acceso ordinario se daba por las puertas laterales, se entraba al Salón Legislativo, lugar de sesiones de la Asamblea Legislativa del Estado Táchira el cual -tanto en sus techos como paredes- había sido ornamentado con plafones y molduras en forma de atauriques, arabescos y coloridas figuras geométricas por el emigrante y destacado pintor italiano Ángel Nóferi Lupi (Marciana, Isla de Elba, Italia, c. 1880 - San Cristóbal, 2 de agosto de 1910).






¿Qué permanece?

Por la acertada iniciativa de la Profesora Belkis Gisela Candiales Caballero, Directora del Museo de Artes Visuales y del Espacio del Estado Táchira (MAVET), institución museística que ella ideó, gestionó y logró su creación, en 1993, los actuales espacios que ocupara el otrora Palacio de Gobierno fueron incorporados como espacios del MAVET el cual ya ocupaba el edificio inmediato que fue, desde 1929 en adelante, y bajo la presidencia del General Pedro María Cárdenas, Residencia Oficial de los Presidentes de Estado.

No obstante, la actual crisis económica, social, cultural y política que afecta a la nación venezolana y al Estado Táchira con más fuerza, no ha permitido la adecuada, científica y metódica conservación de dichas ruinas y de todos los espacios y colecciones del museo, motivo por el cual, el MAVET puede cerrar sus puertas si no son atendidos los requerimientos, por parte de las autoridades competentes en la materia, que le son propios para permanecer y desarrollarse como una de las más importantes instituciones museísticas tachirenses, de los tiempos presentes. 
  
Así, a la fecha, de este primer Capitolio y Casa de Gobierno, con la ayuda en equipo de la Profesora Candiales Caballero y del Profesor Jack de la Parra, se ha podido identificar que sólo permanecen ocultas e imperceptibles, de la estructura original de 1907, las siguientes ruinas:

(1) Parte del muro de cierre externo lateral, con su vano (ciego o cerrado parcialmente) de acceso, con su cornisamento y con cuatro ventanales enrejados, que dan a la calle 4.

(2) La mitad del espacio abierto del rectángulo que conformaba el patio trasero de la edificación.

(3) Una sección de tapias pisadas, sin enfoscado o al descubierto de paredes internas y el muro de cierre oriental de la estructura.


Relación fotográfica del estado actual 




Panorámica de la única sección del muro de cierre sur con ventanales, puerta de acceso lateral y cornisamento, que aún permenece íntegro, del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira, de 1907. Vista en dirección oeste-este, desde la calle 4. La edificación contigua se corresponde con la antigua Residencia de los Presidentes de Estado. Un todo que en la actualidad es sede del Museo de Artes Visuales y del Espacio del Estado Táchira (MAVET). El techo en materiales modernos que se levanta sobre el viejo muro se hizo como medida de protección para evitar el desplome del mismo por exceso de húmedad. Iniciativa que se debe únicamente al interés conservacionista de la Prof. Belkis Gisela Candiales Caballero, Directora del MAVET. Foto: Prof. Jack de la Parra (2024).




Panorámica de la única sección del muro de cierre sur con ventanales, puerta de acceso lateral y cornisamento, que aún permenece íntegro, del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira, de 1907. Vista en dirección este-oeste, desde la calle 4. Foto: Prof. Jack de la Parra (2024).




La puerta de los Presidentes... Restos del vano de la puerta (cerrada parcialmente) de acceso lateral por la calle 4 y cornisamento, que aún permenece íntegro, del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira, de 1907. Está puerta la atravesaron diferentes presidentes de Estado, desde Celestino Castro, hermano del General Cipriano Castro, pasando por el General Régulo Olivares, el General Pedro Murillo hasta el General Juan Alberto Ramírez para entrar y salir de las oficinas de gobierno, siendo el más recordado por la historiografía el General Eustoquio Gómez. A partir de 1930, se abrió una puerta y pasillo de acceso interno desde la nueva residencia de Presidentes de Estado, por orden del General Pedro María Cárdenas. Foto: Prof. Jack de la Parra (2024).




Ventanal en el muro estructural de cierre sur, en su junta o unión, de tipo moldura en junquillo, con el muro o pared diferente perteneciente a la antigua Residencia de los Presidentes de Estado, actual sede del Museo de Artes Visuales y del Espacio del Estado Táchira (MAVET). Foto: Prof. Jack de la Parra (2024).




Fragmento-ruinas de una pared interna del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira, de 1907, con visual de individualización de unidades constructivas en el tiempo. La pared, colapsada en parte, fue construido por un buen maestro tapiador con módulos de tapia pisada (mezcla de tierra cernida, fique, cal y agua, compactada con tapiales de madera). En sus faltantes o pérdidas posteriores así como en sus refuerzos se utilizaron materiales modernos como el enfoscado en cemento de protección, desde el arranque hasta el nivel medio. Tiene una altura de más de 4 m y un grosor promedio de 1 m. Foto y medidas: Prof. Jack de la Parra (2024).



Por igual, parte de estos restos se pueden identificar sobre el “Plano de techos y plano parcial de planta del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira”, resaltado en rayado rojo ocre. Composición en dibujo e imagen elaborada y facilitada por acucioso Arquitecto Jonny Rojas, investigador-conservador del patrimonio cultural tachirense para su proyecto de declaratoria patrimonial de los vestigios del palacio.

Créditos de fotos: 

- Visual de la esquina de la Casa de Gobierno. DÍAZ BRANTES, Humberto, El Estado Táchira, Álbum gráfico 1930, Impresión en tipografía Americana, Caracas, 1930, s/p. Edición facsimilar de la Lotería del Táchira, San Cristóbal, 1997. Fotos originales de Rafael Vicente Dulcey (reproducción con fines educativos).

- Imágenes y plano de planta de 1907, Ministerio de Obras Públicas de los Estados Unidos de Venezuela, publicadas en su Memoria y Cuenta del año 1907. Escala del plano 1:200. Ubicadas en investigación sobre las obras públicas del gobierno del General Cipriano Castro en el Táchira, y digitalizadas, por el historiador y académico Dr. Bernardo Zinguer (2020).

- Fachada de la Casa de Gobierno para 1950. Dr. Luis Hernández, Cronista oficial de la ciudad de San Cristóbal (2020). Reproducción con fines didácticos.

- Plano con identificación de muros originales que permanecen de la Casa de Gobierno. 
“Plano de techos y plano parcial de planta del antiguo Palacio de Gobierno del Estado Táchira”. Composición en dibujo e imagen elaborada y facilitada por acucioso Arquitecto Jonny Rojas, investigador-conservador del patrimonio cultural tachirense para su proyecto de declaratoria patrimonial de los vestigios del palacio (Foto: 2013). 

- Imágenes del estado actual de las ruinas del Palacio de Gobierno del Estado Táchira. Profesor Jack de la Parra (2024).

- Foto-portada con silueteado y efecto de ilustración de la fachada del Palacio de Gobierno, con base en la foto original de 1950. Samir A. Sánchez (2024).








General Cipriano Castro (1858-1924), primer tachirense Presidente de los Estados Unidos de Venezuela (entre 1899 y 1908). Ordenó la construcción de la primera Casa de Gobierno del Estado Táchira para sede conjunta de los poderes públicos del Estado y de su administración (Foto: Wikipedia, 2024. Reproducción con fines didácticos).



© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.




miércoles, 17 de abril de 2024

Ciudad de San Cristóbal: Urbanismo en tres tiempos, Carta magna fundacional y Legislación de Indias | San Cristóbal City (Táchira State - Venezuela): A Theoretical and Documentary Work about its Urban History

 






«Provisión rreal para que sse poblase la dicha villeta señalando para ello al Capitán Juan Maldonado […]». Transcripción de una Carta ejecutoria de 1565 presentada en auto de admisión de pruebas ante la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá  de Bogotá, por parte de la Justicia, Regimento y Cabildo de la Villa de San Cristóbal en un juicio entre este cabildo y el de la ciudad de Pamplona por el solapamiento de las jurisdicciones de las juticias de ambas urbes en un caso penal de 1621. En dicha carta ejecutoria se encontraban insertos la relación de hechos fundacuinales y dos autos (de fijación de límites y de jurisdicción penal) dados el 31 de marzo de 1561 por el capitán fundador Juan Maldonado. Fotostato: Academia Nacional de la Historia (Caracas, 1958). Proceso de digitalización y adaptación Sigrid Márquez Poleo, reproducción con fines didácticos, 2014.




Un aporte a la historia del Derecho urbanístico tachirense

Las normas que regulan el hecho urbano, desde el diseño de la ciudad o suplanificación, su ejecución y la legalidad en lo edificado, es lo que conocemos como derecho urbanístico. Pero, ese derecho ha pasado por un proceso evolutivo de desplazamientos conceptuales que, en el caso de las ciudades iberoamericanas, parte del siglo XVI. 

En el presente trabajo se analizará un caso específico urbano de esa evolución y desplazamiento de dichos conceptos a partir de una panorámica del primum movens aristotélico, fundacional, de hecho y de derecho, de la ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira, Venezuela, en 1561, y su evolución hasta el presente. 

Un todo teórico y documental que nos llevará a dejar formulada una pregunta que nos cuestionarásiempre: ¿puede haber una nueva perspectiva para su futuro urbano?

_____________________


The rules that regulate the urban fact from the design of the city (planning), its execution and legality in the built (building ordinances and codes), is what we call urban law. However, this law has undergone an evolutionary process of conceptual displacements that in Latin American cities began in the 16th century. This paper will analyze a specific urban case of this evolution and displacement of these concepts from an overview of the Aristotelian Primum movens foundational, ‘de facto’ and ‘de jure’, of San Cristobal City, Táchira State, Venezuela, since 1561. A theoretical and documentary work that will lead us to formulate a question that could questionourselves: Can there be a new perspective for its urban future?


© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.

__________



Para descargar el artículo, accione, en la siguiente pantalla, el pequeño recuadro con flecha de salida que se encuentra en el extremo superior derecho:



viernes, 12 de abril de 2024

Valentina Quintero “descubre” el ambir o chimú (o chimó) tachirense | 'Ambir', 'Chimú' or 'Chimó': An unusual old form of tobacco in Táchira State (Venezuela) from pre-Columbian Indian times




"El trisquel de Lobatera", sección superior del petroglifo de la época aborigen tachirense denominado "La Piedra del Indio" (en Lobatera - Estado Táchira). Foto: Darío Hurtado, 2015.


Texto de Samir A. Sánchez (2020)

Antes de ceder la descripción a la reconocida especialista en eculturismo Valentina Quintero, quien publicó en el diario El Nacional (Caracas), en su edición del domingo 24 de septiembre de 2006, su experiencia sobre la fabricación del tradicional chimú o chimó tachirense, durante su estancia en el Estado Táchira, es necesario conocer los orígenes del mismo para entender su uso.

El origen del “ambir” tachirense, nombre con el cual se conocía desde Pamplona hasta La Grita al chimú o chimó, por cuanto pareciera que esta última palabra aborigen, ya de uso en todos los estados andinos, surgió en la población de Lagunillas (Estado Mérida) donde este producto era aliñado con sal de urao, resulta inmemorial. 

La Real Academia Española (RAE) define al “chimó” como:

“Pasta de extracto de tabaco cocido y sal de urao, que saborean los habitantes de la cordillera occidental de Venezuela llevándola en la boca”.

Lo anterior tiene un fundamento histórico y concuerda con la relación que hiciera un viajero del siglo XVIII quien recorrió, a lomo de mula, el camino real entre la capital del Virreinato del Perú, Lima y la capital de la provincia de Venezuela, Caracas, en 1741, el Corregidor Don Miguel de Santiestevan, por cuanto la navegación estaba cerrada dada la guerra que mantenían España y Gran Bretaña. 

A su paso por el sitio de Lagunillas (cerca de Ejido, Estado Mérida) escribió:

“De la laguna extraen los indios del pueblo una especie de salitre que en este Reino llaman jurado o urao, de que venden a real la libra, y conducido a otras partes a 3 y a 4 reales, para sacarlo tienen en medio de la laguna que es casi circular clavados una palancas y por ellas descienden al fondo de donde toman el cieno, que cabe en una bota de cuero, que llevan que puesto al sol y seco se reduce a terrones en gran parte cristalizados de que se separa la tierra queda lo que llaman jurado [urao]; esta sal tiene grande uso en estas partes porque sirve para cuajar o mantener el vigor de una sustancia que por conocimiento, extraen de las hojas del tabaco de que resulta una masa que desde Pamplona a La Grita llaman ambir; vi hacer esta operación y por ella me dijeron que era preferible el tabaco silvestre de este ambir o ámbar del Infierno, porque tiene aquel vigoroso fetor [hedor] que deja el sarro de una pipa en que se ha fumado mucho tiempo. Lo usan los naturales de estos países sin que se reserve la más noble y melindrosa doncella, pues la traen en sus cajetillas, y con los limpia dientes, que cuelgan del cuello en cadenillas de oro sacan de esta quinta esencia lo que han de menester para refregar con tan hedionda pez [un olor fuerte como el de la trementina] los pequeños marfiles de su dentadura. Los hombres y las viejas que son lo mismo, la toman con el dedo meñique y escupen mucho, y lo recomiendan como reforzador y como preservativo de los corrimientos [esto es, fluxión de humores que carga a alguna parte del cuerpo o llagas que supuran].

 

Es tan general en chicos y grandes de uno y otro sexo el uso de esta quinta esencia del tabaco, que casi no se encuentra quien lo fume, sino lo mastica y escupe. Sirve también este ambir o chimó, desleído en agua, para rosear las hojas del tabaco al tiempo de envolverlas y reducirla a las figuras de sogas que le dan” (Santiestevan, Miguel de. Viaje de Lima a Caracas (1740- 1741), Fundación de Promoción Cultural de Venezuela, Caracas, 1997, pp. 137-138.

De esta forma, y retornando a los tiempos presentes, el 24 de septiembre de 2006, la reconocida especialista en ecoturismo venezolano, Valentina Quintero, en su visita a Lobatera, evoca:

“Un paseo en bicicleta/El otro recorrido que hicimos fue en bicicleta saliendo desde Lobatera por unos caminos de tierra entre siembras preciosas de pinos, con el cerro Cabeza de Vaca a un lado. Vimos las minas de carbón, los alfareros de ladrillos nos explicaron cómo los hacían y al final saliendo ya a la carretera llegamos a una fábrica artesanal de chimó.
Se trata de un galpón abierto a las montañas del Táchira donde hay como seis palanganas rectangulares de metal muy grandes, de las cuales sale un vaporón porque en todas hierve el tabaco a punta de leña.
En la primera colocan el tabaco picadito y lo ponen a hervir con mucha agua para que suelte el aroma y la esencia. Luego le sacan esa agua, la colocan en otra palangana y la dejan hervir casi 12 horas hasta que se espese y quede a punto de caramelo. Cuando se enfría, está lista la pasta de chimó que será enviada a los fabricantes para que la coloquen en sus laticas con los aliños y secretos de cada marca.

 

Me contaron Gonzalo Medina padre e hijo, dueños y fabricantes artesanales del chimó [Comercializadora Marcel, Municipio Lobatera], que esta pasta la utilizan también algunos artesanos para pintar. Y es verdad. Estuve en una exposición artesanal en Lara y había como cuatro creadores que pintaban unos cuadros hermosísimos utilizando chimó”.



© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.


jueves, 28 de marzo de 2024

Traje típico tachirense | The Typical Tachiran Costume




La sencillez de la tradición. Trajes típicos tachirenses en el legendario y ya desaparecido Mercado Cubierto de San Cristóbal, fundado en 1874. Los mercados en las plazas y lugares techados o cubiertos, fueron el lugar de resguardo, conservación y resistencia cultural tachirense, donde, según los especialistas, se preservaron las expresiones del patrimonio material e inmaterial, contribuyendo a la protección de la tradición oral, de vestuario y de la herencia alimentaria. Foto: Imágenes viejas del Táchira. Panorámica de uno de los cuatro patios en los cuales se dividía el espacio interior del edificio del mercado. La imagen data de alrededor de 1905. (Reproducción con fines educativos).



«El Táchira perdió su tradición, y para muestra un botón, al mute le dice mondongo y a la panela papelón»
Versos libres para un Táchira que se va, Samir A. Sánchez, 2012.


Orígenes

El traje típico, como indumentaria de diario o de fiesta de nuestra parentela mayor, expresaba la identidad cultural del territorio tachirense. Se puede decir que sus características se conformaron y afianzaron a fines del siglo XVIII e inicios del XIX, y permaneció con pocas variaciones hasta inicios del siglo XX.

Una primera descripción detallada del mismo –ubicada hasta la fecha- fue la realizada por el Dr. Juvenal Anzola en su visita a San Cristóbal, en octubre de 1912.

Refería el Dr. Anzola que:

«Los trajes de visita y de paseo, los mismos de París y de Caracas en San Cristóbal y demás poblaciones, en la gente con mayor poder adquisitivo. La gente de los campos, viene al poblado con traje corriente de casimir o de dril, camisa blanca, botines y sombrero de terciopelo, y su ruana de paño que recogen por delante y echan al hombro izquierdo: si no calza botines sino alpargatas, la ruana denominada entonces chamarreta, la lleva doblada sobre el hombro izquierdo: las mujeres del pueblo visten de falda negra o de color, blusa ceñida al talle, sombrero de jipijapa pequeño, y un zapato de tela, corte-bajo sin tacón […]» (Anzola, Juvenal, De Caracas a San Cristóbal, Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Nº 79, Caracas, 1981, p. 214).

Años después, entre 1955 y 1956, ataviados con sus trajes típicos y bailando en cuadrilla una música de gran tradición en celebraciones como la denominada “Quebrada del chorote” (fiesta que se hacía cuando una parturienta cumplía el puerperio y se quebraba, con algarabía de familiares y vecinos, la vasija de barro cocido –chorote- donde se había preparado el chocolate caliente que bebió diariamente en ese tiempo), diferentes comunidades locales esparcidas por la geografía del Estado Táchira permitieron a los investigadores Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera (Ramón y Rivera. L. F. y Aretz, Isabel, Folklore Tachirense, Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, Nº 37. tomo II, Caracas, 1963, p. 238 y ss) dejar registrado y documentado esos trajes, así como el folklore material o ergológico de los recios y austeros hombres y mujeres de las montañas de los Andes tachirenses.

Los trajes referidos fueron testimonio visual de una etapa de nuestra evolución como amalgama y crisol de culturas que se inició en el siglo XVI y desapareció poco después de 1956, marcando la impronta y el carácter del ser tachirense.

Si bien en la actualidad, dicha indumentaria debería constituir una de las más valiosas señas de identidad del Táchira, fue olvidada y relegada por una sociedad globalizada y masificada que valora más aquello que viene de afuera que lo propio, y con el sentido de “lo propio”, quiero identificar todo aquello, ya muy poco en lo cultural, que queda de lo esencial y exclusivamente tachirense.

O, parafraseando el estilo poético llano del gran Aquiles Nazoa, bien podemos decir: “El Táchira perdió su tradición, y para muestra un botón, al mute le dice mondongo y a la panela papelón”.

No obstante, hemos visto, sólos y aislados, en los campos de las altas montañas, contados casos de personas mayores que permanecen a contracorriente de los cambios producidos por los tiempos modernos y portan, aún con orgullo, estos sencillos trajes y sombreros de identidad.


Descripción... para quien esté interesado

Al plasmar las siguientes descripciones, de lo que fue el traje típico tachirense, quiera Dios que la voluntad de alguna o algún avezado dibujante los quiera llevar como testimonio en trazos de dibujo y color al papel, para que los mismos se difundan y sirvan como ejemplo y testimonio para la formación cultural y educativa de las nuevas generaciones de tachirenses.

Características del traje típico tachirense, en lo que respecta a la mujer

Estaba conformado por las siguientes prendas: una larga y amplia falda o fustán, cotilla, saquito, merino o pañolón y sombrero. Cada una de estas prendas típicas quedó descrita como (a) Falda larga y amplia que llega casi hasta el suelo, conocida como fustán. Estaba hecha con dos paños unidos y enteros de color negro, uno para la parte de adelante y otro para la parte de atrás. Entre los paños van incrustadas tres cuchillas o varillas metálicas (conocidas también como ballenas, godets en inglés), que dan más vuelo y amplitud a la falda, remarcando las caderas. El borde inferior de la falda va cosido una serpentina de colores amarilla, verde y roja, que es una larga tira a manera de faralaes, pero en lugar de frunces lleva sobrepuesto tachones que coinciden uno por cada costura de las cuchillas. El fustán va atado a la cintura con un cordón que pasa por un doblez hecho en la tela, llamado vainicas; (b) La cotilla es una especie de chaleco, sin mangas, que se cierra por delante con botones y está confeccionado de la misma tela del saquito; (c) El saquito –conocido en otras partes como jubón o juboncillo- es una prenda de color blanco que se coloca sobre la cotilla y es cerrado por delante. Tiene un faralao desde la cintura que cae sobre la falda unos cuatro dedos. De los hombros sale una especie de cuello llamado capita, el cual va contorneado por una pasa cinta. La capita está cortada en forma de campana que terminaba con un volado plisado y poseía un breve cuello levantado; (d) El merino, mantón o pañolón, era una especie de capa negra con flecos que se dejaba caer desde la cabeza. En las regiones de la montaña alta, las mujeres utilizaban el merino o pañolón negro cerrado debajo del mentón para resguardarse del frío; (c) El sombrero completaba el atuendo y se colocaba sobre la parte del merino o pañolón que cubría la cabeza. Era pequeño, podía ser de fieltro o de caña brava, tejido en crinejas y cosido a mano, parecía una especie de sombrero pajilla, con ala recta y se adornaba con una cinta, negra, marrón o amarilla. Las mujeres acostumbraban a llevar el cabello largo, tejido en dos crinejas recogidas sobre la nuca.

Como calzado, empleaban tanto las alpargatas, cerradas, con capelladas tejidas con hilos de algodón, negras o de variados colores con anchas rayas horizontales, y por base una suela de cuero, como el calzado de dril negro o azul llamado breca o chinela, especie de zapato hecho de tela con planta de suela de cuero.


Características del traje típico tachirense, en lo que respecta al hombre

El traje en lo que respecta a los hombres tachirenses, estaba conformado a su vez por las siguientes prendas típicas: un pantalón, una camisa, una bayeta o ruana y un sombrero. (a) El pantalón era oscuro, de lana o casimir, sujeto con una ancha faja de cuero trabajado o claveteado en plata, llamada "chaparra" (de chapa, por estar guarnecida con chapas) en el occidente del Táchira o “chácara” (la cual presentaba compartimiento denominado garniel para cargar las morocotas de oro y los fuertes o antiguas monedas de 5 bolívares de plata, así como la cajeta elaborada de asta o cuerno de toro, donde se guardaba el chimó, conocido en el Táchira, hasta fines del siglo XVIII como ambir) ["chácara" es una palabra del castellano americano de la segunda mitad del siglo XVI. Proviene de la voz quechua 'chácara' que significa 'campo sembrado'. Esta palabra pasó al lenguaje coloquial tachirense como analogía entre la forma de un campo cultivado y el aspecto que presentaba el cinturón de cuero con chapas en plata y otro metal], la voz "chácara" se empleaba con mayor frecuencia en el oriente del estado.

El pantalón se ajustaba a la cintura con un cordel sencillo atado al cinto y del cual pendía un machete con su vaina de cuero trabajado. Por lo general, la bota del pantalón se doblaba o recogía hasta el tobillo o hasta media pantorrilla para evitar el lodo de los caminos de los páramos y montañas; (b) La camisa era de color blanco, de pechera alforceada y puños duros; (c) La balleta o ruana, era una especie de cobija o chamarra de lana, de doble faz, azul y roja, que protegía de las inclemencias del tiempo y las borrascas de los páramos y cumbres que atravesaban los caminos tachirenses; (d) El sombrero era sencillo, de fieltro o de cogollo. De calzado utilizaban las alpargatas, abiertas, tejidas.

Nota: el pollero, talego o saco abierto por el centro y cerrado por los extremos (versión tachirense de las alforjas castellanas), que los hombres por lo común llevaban terciada (sobre un hombro) y que servía para cargar el "avío" (comida para el camino) o alguna mercancía menor o cosas de tener a mano, no forma parte de la vestimenta típica por no ser un accesorio de vestir o cubrir sino de transporte o carga.




© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.



viernes, 22 de marzo de 2024

La sierra de la Maravilla en la ciudad de San Cristóbal. Parque Nacional y reserva de la biosfera tachirense | Natural History in the 'Sierra de la Maravilla' ('La Maravilla' Mountains). An untouched natural Andean scenery in San Cristóbal City (Natural Park - Táchira State - Venezuela)






Texto de Samir A. Sánchez (2024)
Foto de Inés Fernández (2012) 
Foto de José Manuel Vera C.(2024)


"Porque la mano derecha del propio valle como en él entraron, que es hacia la parte este, dio la tierra demostración de muy ásperas y montuosas sierras que amenazando desde lejos con la altura y empinamiento de que la naturaleza les había dotado, con las grandes y espesas montañas de que estaban cubiertas, se hacían y figuraban muy dificultosas a los ojos de los que las miraban".

 (Descripción de la sierra de la Maravilla, para 1558, Fray Pedro de Aguado OFM).



¿Qué es?

Viene a ser para los tachirenses y sancristobalenses lo que el cerro El Ávila o Warairarrepano (nombre dado por los aborígenes de ese lugar y que significaba “Montaña o sierra grande”) para los habitantes de Caracas y el Litoral Central.

Comprende una fila o cordillera de montañas, montes, lomas y colinas al este del valle de Santiago, de origen geológico reciente, cuya estratigrafía va desde el jurásico, hace más de 200 millones de años, hasta el cuaternario cuando adquieren su actual forma luego del período erosivo glaciar, caracterizado por intensas lluvias y heladas que redujeron su altur
a, producto de ser tierras jóvenes emergidas no consolidadas o compactadas por altas presiones, y arrastraron progresivamente sus sedimientos al valle formando las terrazas.

Una parte considerable de sus hectáreas integran el área natural protegida denominada Parque Nacional 'Chorro del Indio', creado por decreto del Ejecutivo Nacional de la República de Venezuela en 1989, presidido por el Sr. Carlos Andrés Pérez, resguardando bajo esa figura jurídica de gestión y protección al gran pulmón vegetal del área metropolitana de la ciudad de San Cristóbal.

Así, la sierra de la Maravilla resulta en un majestuoso espacio de exuberante belleza y oasis de vida natural sobreabundante en fauna, flora, recursos hídricos y cascadas, y en diversidad de lugares paisajísticos andinos. Como parque nacional fue una verdadera apuesta a futuro de un grupo de tachirenses, encabezados por el mismo presidente Pérez, por la protección de nuestra naturaleza y sus ecosistemas ligados a los bosques tropicales andinos y de especies amenazadas por la salvaje depredación que causaba y sigue causando el crecimiento urbano anárquico y destructivo de la ciudad.


¿En qué consiste?

Es una sucesión de montañas cubiertas de bosques premontanos, selvas nubladas y páramos, casi prístina, que se inicia en el noreste de San Cristóbal, en el abra denominada Callejón Colorado junto al actual páramo Colorado a 3.350 m, en las alturas de montaña del caserío y aldea de Mesa de Aura, extendiéndose como muralla natural, en sentido suroeste, hasta finalizar en las colinas y lomas inmediatas a la población de San Josecito. Conforma por igual, en parte, el límite urbano oriental de la ciudad y zona metropolitana de la capital del Estado Táchira, San Cristóbal.

A su vez, su vertiente o derrames montañosos occidentales es el lugar donde tienen sus cabeceras o se originan las principales corrientes de agua que cortan las terrazas de sedimentos cuaternarios y pendientes del valle de Santiago, en sentido este-oeste (quebradas de La Bermeja, La Potrera, La Parada, La Vichuta y La Machirí entre otras).


¿Cuál es el origen del nombre?

Según algunas tradiciones orales tomadas de personas ancianas y agricultores de la vieja aldea de Pueblo Nuevo y del caserío Barebare, se debe a un monte que, en épocas pasadas, antes del actual cambio climático, estuvo muy poblado de una hierba de raíces tuberosas, hojas opuestas aovadas y de abundantes flores campanuláceas de un intenso color amarillo, que eran especialmente resaltantes, para caminantes y arrieros, desde el camino que llevaba de la antigua villa y ciudad a Táriba, en el siglo XIX. De manera especial, en horas del atardecer cuando el sol incidía sobre ellas destacando las mismas sobre el verdor de la montaña. Estas flores eran conocidas en la región como ‘Flor de la maravilla’ (nombre científico: Miravilis jalapa aurea y en inglés, 'Marvel of Perú'). En épocas anteriores al siglo XIX la sierra de la Maravilla sólo era conocida como ‘La Serranía’.

El monte referido está ubicado en el páramo El Pino, a 2.395 m de altitud y se denomina ‘cerro de la Maravilla’. Las principales alturas de la serranía que se inicia con él, aparte del páramo Colorado, son los páramos de Guarín, El Oso, de Moraleño, y el páramo de Peña Bermeja (donde tiene sus orígenes o nacientes la quebrada de Chorro del Indio.

La más antigua descripción que se conoce de estas montañas guardianas naturales de nuestra ciudad cordial, la hizo el fraile franciscano y Cronista de Indias Pedro de Aguado en 1569, cuando redactó la primera historia escrita de la villa de San Cristóbal (fundada en 1561).

Refirió Aguado que el capitán Juan Rodríguez Suárez, proveniente de Pamplona de Indias, en el Nuevo Reino de Granada, en su expedición de exploración en busca de minas de oro para dicha ciudad pero que finalizó con la fundación no autorizada de la ciudad de Mérida, en 1558, al iniciar la marcha de salida del valle de Santiago al cual había llegado un 25 de julio de 1558 (desde 1561 asiento geográfico de la ciudad de San Cristóbal) analizó el terreno que lo rodeaba para seleccionar la ruta de exploración a seguir en busca de las míticas Sierras Nevadas y su oro, en la siguiente forma:

“Había Juan Rodríguez mirando y considerando toda la serranía que cerca el valle de Santiago y ninguna le había contentado para arrojarse por ella, porque la mano derecha del propio valle como en él entraron, que es hacia la parte este, dio la tierra demostración de muy ásperas y montuosas sierras que amenazando desde lejos con la altura y empinamiento de que la naturaleza les había dotado, con las grandes y espesas montañas de que estaban cubiertas, se hacían y figuraban muy dificultosas a los ojos de los que las miraban, para por ellas pasar a la parte oriental. Tenían certidumbre que detrás de ellas estaban los llanos de Venezuela, de donde no esperaban haber ningún buen fruto, además de que asimismo las sierras que por aquella parte veían, también eran muy arcabucosas. La tierra que a la parte norte se mostraba era pelada y más apacible que otra ninguna de la que por allí se vía, y así se determinó Juan Rodríguez, y aun le fue forzoso, pues la incomodidad de la tierra no le daba lugar a más, seguir aquella vía del norte” [Recopilación Historial de Venezuela, tomo II, Caracas, 1963, p. 329].

Al salir del valle, los expedicionarios, siguiendo en más porcentaje las antiguas sendas aborígenes que la intuición referida por el cronista, llegaron al valle de San Bartolomé (actual El Cobre) el 24 de agosto, el 14 de septiembre al valle de La Grita y luego siguieron al valle que bautizaron como del Alarde, por los gritos y señales de guerra que desde sus cumbres hacían los pobladores aborígenes al paso de los conquistadores, valle que se encuentra entre la actual Sabana Larga y Pueblo Hondo, en jurisdicción de la ciudad de La Grita.


Crear consciencia...

Para finalizar, solo podemos resumir que conocer los paisajes y especies de la vida salvaje tachirense resulta en un primer paso para alcanzar la comprensión y protección de todas las piezas naturales que los componen y enfrentar la deforestación intensiva. De lo contrario, convertiremos a la madre tierra tachirense en un árido desierto de altura.


Foto: Panorámica central de la sierra de La Maravilla y ciudad de San Cristóbal, en el valle de Santiago [Inés Fernandez, viajera, 8 de febrero de 2012. https://misviajesporahi.es/.../san-cristobal-venezuela.html. Reproducción con fines educativos].



La sierra de la Maravilla es un lugar de escenarios naturales sorprendentes, a pocos minutos de la ciudad de San Cristóbal. Un ejemplo de estos es la recta de Loma de Pío, aldea y lugar geográfico donde se comienza a divisar la ciudad y el valle de Santiago desde la sierra, en la carretera que lleva al salto de agua conocido como "Chorro del Indio" que da nombre al parque nacional (Foto: Abogado, licenciado y excursionista, José Manuel Vera C. 2024).





La sierra de la Maravilla en el arte pictórico. Pintura panorámica de la ciudad de San Cristóbal, las montañas de la sierra y la amplitud de valle de Santiago. Obra del artista plástico tachirense Gerardo Duque, acrílico sobre lienzo, 50 x 152 cm (Foto cortesía del Prof. Jack de la Parra, 2024).


© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.



viernes, 8 de marzo de 2024

«Nuestra Señora de Deusto». Una obra de arte en la capilla gótica de la Universidad de Deusto | 'Our Lady of Deusto', the sculpture of the Madonna and Child of the Deusto University (Bilbao, Spain)



Texto de Samir A. Sánchez (2024)
Fotos de Samir A. Sánchez (2024)






In memoriam 
Prof. Dr. José Ángel Barrio Loza
Amicus et magister


Desde mis años de estudiante y luego como profesor de la Universidad de Deusto (Bilbao, País Vasco, España), la capilla gótica de la Universidad y esta escultura captaron y siguen captando mi atención por su austera solemnidad y exultante naturalidad, y más en los días de celebraciones cuando el espacio se inunda con la música del clásico órgano de tubos y las voces que, en coro, entonan el canto de despedida ‘Agur Jesusen ama’.

Representa el momento de la Epifanía (Mateo 2, 1-12) cuando los magos, o sabios, o reyes venidos de Oriente presentan sus regalos -oro, incienso y mirra- a Jesús niño quien estaba en los brazos de María.





Inspirado en este pasaje neotestamentario, el escultor vizcaíno Tomás Martínez Arteaga (1906-1962), especializado en estatuaria clásica, tradicional y religiosa, y cercano a la Compañía de Jesús, en un lento proceso de desgaste y pulido, volcó su talento creativo a través de mazas, gubias y formones en esta talla, en 1955. Desde entonces, la imagen, a la cual le he dado el nombre de Nuestra Señora de Deusto por cuanto es una expresión que la identifica y une con su inequívoco contexto espiritual-académico, preside desde el altar mayor la capilla gótica de la Universidad, antigua capilla de estudiantes antes de 1955. 

Como lo explicara nuestro catedrático y eximio maestro de Historia del arte José Ángel Barrio Loza (fallecido el pasado 27 de febrero de 2024), para la misma, Martínez Arteaga reutilizó la madera proveniente de una de las gruesas vigas de soporte del viejo retablo que presidía el altar mayor de la capilla pública de la Universidad desde 1886, capilla que fue cerrada en ese mismo año de 1955.

Es de destacar que esta obra del arte en madera del siglo XX, está inspirada en los trabajos escultóricos de arte sacro -entre lo renacentista y barroco- que se iniciaron con Miguel Ángel y su Madonna de Brujas, especie de presea que fue codiciada y robada por los revolucionarios franceses y los nazis.  
Es una valiosa escultura de la Virgen con el Niño realizada en mármol blanco de Carrara entre 1501 y  1504, la cual que se encuentra en la catedral de la ciudad de Brujas (Bélgica), hasta llegar a la escultura de la Virgen de los Reyes Magos de la catedral de Burdeos (Francia) que le sirvió de inspiración directa a Martínez Artega para su obra en la Universidad de Deusto.





© Proyecto Experiencia Arte | Experience Art Project 2012-2024. Algunos derechos reservados. Los derechos de autor de las fotografías pertenecen a cada fotógrafo, grupo o institución mencionada.